Accesibilidad: Tomamos en cuenta que el diseño sea accesible para personas con diversidad funcional. Desarrollar empatía hacia las necesidades y experiencias de los usuarios, considerando cómo diferentes personas pueden interactuar con el diseño.

Inclusividad: Considerar diversos grupos sociales, ya sean identidades, incluyendo género, etnia, edad, y orientación, para crear experiencias que respeten la diversidad. Realizar pruebas con usuarios representativos de diversos grupos sociales para identificar posibles limitaciones y mejorar la accesibilidad.

Diseño sin sesgos: Evitar prejuicios en el diseño, asegurándose de que no favorezca a un grupo específico y sea equitativo para todos los usuarios.

Diseño que sea fácil de usar y adaptable a todo los usuarios, es decir, crear interfaces que no sean complejas para facilidad de uso. Crear interfaces intuitivas que sean fáciles de entender para usuarios de todas las habilidades y niveles de experiencia. Asegurar que la experiencia sea efectiva en una variedad de dispositivos y tamaños de pantalla.

Claridad en la comunicación: Garantizar que la información se presente de manera clara, comprensible y pregnante, considerando diferentes niveles de alfabetización y conocimientos.

Respeto a la privacidad: En un contexto digital y físico implementar medidas que protejan la privacidad de los usuarios, considerando las diferentes culturas y normas.

Diseño sostenible: Considerar el impacto ambiental y social del diseño, minimizando la huella ecológica.

Adaptación cultural: Respetar las diferencias culturales al diseñar interfaces que sean sensibles y apropiadas para audiencias globales.

Representación equitativa: Utilizar imágenes y contenido que reflejen una diversidad realista y eviten estereotipos perjudiciales.

Diseño ético: Apegarse a estándares éticos y evitar prácticas que puedan resultar perjudiciales o discriminatorias.